Etapa final del viaje: México City, con 20 millones de habitantes es la capital mexicana . Una interesante y caótica urbe, repleta de vida, contrastes, cultura y sobre todo, gente. Recorrer las diferentes vías de metro que conectan cada extremo de esta ciudad puede convertirse en toda una aventura, máxime cuando lo intentas en hora punta. Las costumbres locales difieren bastante de lo que estamos acostrumbrados en España y mucho más de las costumbres Norteamericanas. Por lo que parece, en dichas horas punta, las mujeres es preferible que viajen en vagones específicos para ellas en los que evitan unos frecuentes ¨manoseos¨. Nosotros, quizás porque no somos del agrado de los Mexicanos, quizás porque esta costubre es ya algo menos frecuente o por simple casualidad no nos percatamos de nada anormal. Tal vez sorprenda que en cada boca de metro hay varias docenas de curiosos observando a la gente que sube y baja. Viajar en táxi tambien es descorcentante porque hay varios tipos de compañías diferentes, con precios diferentes también y se supone que con seguridad diferente. Cientos de carteles indicando que si sufres mordida por parte de la policia que lo denuncies, etc. Bueno, que aunque nosotros no sufrimos ninguno de estos inconvenientes, es esta una ciudad, como muchas de las grandes ciudades del mundo, para ir con los ojos bien abiertos.
Llegamos a las 6 de la mañana en un autobús nocturno desde San Cristóbal de las Casas en Chiapaas, trás 13 horas de viaje. Cuando llegamos era de noche, llovía, no teníamos hotel, no teníamos guía de la zona, no sabíamos donde nos había dejado el autobús...........un desconcierto. Decidimos ir al centro, Zócalo, en metro trás preguntar a los lugareños dónde estaba el centro y como llegar. La idea era desayunar en alguna cafetería del centro, esperar a que se hiciera una hora prudente, buscar un hotel dondes pasar nuestros 2 últimos días y con todo esto solucionado decidir que hacer en la capital. Al dejar el metro en la estación Zócalo, una lluvía persistente nos recibió. Cargados con nuestras mochilas intentamos buscar un hotel o una cafetería y no pudimos dar con ninguna de ambas. Todo estaba cerrado y tan solo múltiples coches de policia recorrían las calles. Cambiamos los planes, nos cogimos un taxi, nos fuimos al aeropuerto y allí gestionamos el cambio del billete de avión para la vuelta a MN. La vuelta en avión debería haber sido desde Cancún, pero por el famoso huracán Dean la cambiamos a Mérida y como tampoco pudimos llegar a esta ciudad, nos la cambiaron sin penalización desde México D.F. Reservamos un hotel en el mismo aeropuerto y fuimos con los deberes ya hechos al hotel. Trás desayunar, decidimos ir a ver Teotihuacan y sus famosas pirámides.
Teotihuacan se ubica a unos 40 kms de México capital y hasta el siglo VIII fue una de las ciudades más importantes de mesoamérica. Cuando recorres sus ruinas te das cuenta de la magnitud e importacia que tuvo que tener.
Por la tarde pudimos recorrer las calles más céntricas de la capital, ver una exposición en la calle de Frida Kahlo, dar buena cuenta de la comidad Mexicana en un restaurante típico y descubrir al llegar la noche y llegar al hotel, que éste estaba ubicado en plena zona de locales de streaptease y ¨mariachies calientes¨. A pesar de todo la anterior dormimos como benditos.
En el segundo y último día en la capital fuimos al museo antropológico, gran museo que no debe perderse aquel que pueda pasar un par de días en México D.F. Una gozada disfrutar de todas las exsplicaciones sobre los mayas, los aztecas y demás pueblos mexicanos de los que habíamos visto ruinas pero no conocíamos bien su cultura. El museo está realmente bien preparado, con maquetas, audiovisuales y guías que facilitan la visita.
Vitrina con uno de nuestros ancestros con Ana y restos de la ciudad de Teotihuacán.
La serpiente emplumada en Teotihuacán y un enterramiento en Teotihuacán.
El calendario azteca y una cabeza colosal de los olmecas.
Máscara funeraria del lider maya Pakal (de Palenque)